• 23 abril 2025

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    Categoría : Reportaje

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    Fálemé: el río silencioso

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    Las aguas del río Fálémé, que separa Senegal de Malí en la provincia de Kédougou, tienen un extraño color ocre. Discurren lentas en un paisaje distópicamente silencioso. Ningún niño chapoteando en sus aguas, ni rastro de mujeres lavando ropa.

    Cuando preguntas por esta rara calma las explicaciones son dos:

    -El ORO. Desde hace unos años se ha disparado la extracción ilegal de oro en estas tierras, que concentran el 98% de las minas del país, y con ello la criminalidad. El oro, como atestiguan tantos países africanos, no solo suele traer violencia. También problemas de salud pública y daños al ecosistema (acuíferos, cultivos…), por el mercurio utilizado para su procesamiento.

    -EL TERRORISMO YIHADISTA.  Malí se ha convertido en la última década en epicentro del terrorismo yihadista. El mapa de abajo muestra la concentración  de grupos armados al otro lado del río, en Malí. Las incursiones son frecuentes y Senegal ha pedido ayuda a la Unión Europea para contener esta amenaza.

    Entre las violencias del metal precioso, las del crimen organizado y las del terrorismo viven atrapadas unas 150 000 personas que ven cómo ir al mercado, a la escuela, a coger agua al pozo o a un puesto de salud son, cada día más, actividades de riesgo. 

    Compartir la experiencia española de lucha contra el terrorismo

    El estado de Senegal y su gendarmería solicitaron en 2017 el apoyo de la Unión Europea para que el país estuviera protegido de una desestabilización creciente. El Sahel, la franja semidesértica al sur del Sáhara que atraviesa África de oeste a este, concentra el 51% de las víctimas de terrorismo en el mundo. Solo en 2024 murieron allí 3885 personas en ataques terroristas, según datos del Índice Global de Terrorismo.

    Cuatro países se pusieron de acuerdo para colaborar con la Gendarmería Senegalesa: España, Francia, Italia y Portugal. Sus cuerpos de seguridad ofrecieron su conocimiento y experiencia para adaptar a los países del Sahel una propuesta que en España tuvo resultados en la lucha antiterrorista.

    La doctrina GAR (Grupos de Acción Rápida de la Guardia Civil) desarrolla procedimientos de trabajo y misiones basados en las características básicas de estas unidades: la movilidad, la autosuficiencia, la robustez y la polivalencia. Son unidades que disputan el terreno a los criminales y terroristas, que les limitan la libertad de maniobra en aquellos espacios geográficos más inaccesibles, donde la impunidad campa a sus anchas, recuperando la iniciativa en el terreno y obligando a estos grupos violentos a protegerse de la acción policial y evitar a la población civil. Así comenzó el principio del fin de ETA, cuando dejó de estar segura en el campo y moverse con total impunidad”, son palabras del coronel Miguel Ángel Hernández, que desde 2024 dirige la tercera fase del proyecto europeo GARSI, implementada por un consorcio europeo y liderada por España. Hernández, canario, ha trabajado antes en misiones internacionales con Naciones Unidas en Guatemala y en Haití. Esto después de más de 15 años de experiencia directa en la lucha contra ETA.

    Cooperación internacional entre fuerzas de seguridad: el nexo entre seguridad y desarrollo

    En febrero de 2025 el coronel ha viajado hasta Saraya, donde se está formando la segunda unidad GARSI del país, junto con el director de la Fundación para la Internacionalización de las Administraciones Públicas (FIAP), Francisco Tierraseca. “He podido comprobar in situ la enorme implicación de Senegal con este proyecto. Tras la estabilización de la zona y los éxitos logrados por la primera unidad GARSI de Senegal, en Kidira, la gendarmería no ha esperado si quiera al inicio oficial del proyecto: han construido ya las instalaciones básicas de los 300 hombres que compondrán la Unidad GARSI de Saraya y los propios gendarmes de Kidira se bajaron hasta aquí para iniciar las formaciones básicas de los gendarmes de Saraya”, asegura Tierraseca, que subraya también la importancia de esta frontera para la estabilidad de Senegal, su propio desarrollo y también la seguridad en Europa.

    La misión está acompañada por el General de Brigada Emmanuel Gerber y Mario Farnós teniente de Guardia Civil y coordinador institucional del proyecto en Senegal y Mauritania. Emmanuel ha participado antes en múltiples misiones internacionales, entre ellas República Centroafricana, Chad, Líbano o Bosnia-Herzegovina.

    En continuo movimiento

    El Comandante Cheikh Faye, de la gendarmería senegalesa, les recibe cálidamente y les muestra in situ el buen ritmo de las obras en el flamante cuartel de Saraya. Después les acompaña hasta uno de los tres puntos móviles desplegados en la frontera, a los que solo puede accederse a través de 70 km de pistas tortuosas sacudidas de polvo y arena.

    Mario nos cuenta las principales características de estas unidades, lo que las hacen diferentes a las gendarmerías clásicas: “son unidades formadas para trabajar en continua movilidad, orientadas al contacto directo con la población y con formaciones muy específicas en temas como entrenamiento físico, desactivación de explosivos, logística y mantenimiento, policía judicial, información, manejo de drones, detección de artefactos explosivos, delitos ambientales, etc”

    Emmanuel ofrece el marco para las formaciones que están realizando este mes: derechos humanos y enfoque de género. Corren a cargo de un responsable de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), un magistrado senegalés y dos mujeres comandantes de la Gendarmería Nacional Senegalesa. “Antes -explica – se realizó la formación de base, que generó un gran sentido de pertenencia y equipo en la unidad, y también la formación de formadores, estrategia clave para multiplicar el conocimiento y llegar a grupos numerosos de gendarmes”.

    Soluciones salomónicas

    Las horas de carretera para viajar desde Dakar hasta Kédougou, después hasta Saraya, y después hasta la frontera son muchas. En el coche compartimos conversaciones y reflexiones. Sobre la necesidad de generar seguridad para construir desarrollo, sobre los momentos clave de la lucha contra ETA y cómo era entonces ser Guardia Civil en Euskadi, sobre las condiciones de vida en estas unidades, sobre los baobab y también sobre las relaciones entre países diferentes que comparten cada vez más retos comunes. Para Tierraseca, la humildad y la creatividad para encontrar soluciones adaptadas a cada contexto son clave en esta forma de cooperación.

    Algunas veces, sin embargo, con tanta carretera de por medio, los consensos solo pueden alcanzarse con pactos salomónicos. Como el que forjan Mario y Malik, el conductor: hasta Kaffrine (a mitad de camino) rodamos con los ritmos de Guinea Bissau y Camerún que elige Malik en la radio. Desde Kaffrine hasta Dakar volvemos con Estopa.

    Kidira, la primera unidad GARSI de Senegal

    En enero de 2019 se creó la primera unidad GARSI de Senegal, en Kidira, con 150 gendarmes. La reactivación del mercado local y la detención de traficantes de personas y explotadores ilegales de oro están entre los principales resultados.  Entre 2019 y 2022 la enfermería de esta unidad atendió más de 2500 consultas de la población local.

    Daouda Dembelle, representante de la juventud de Sénedoubiu lo explica en pocas palabras: “la presencia de los GARSI nos ha devuelto el coraje para volver a movernos libremente”. Assah Ami Diallo, comerciante en Kidira, contaba cómo antes era frecuente la presencia de bandidos a los lados de la carretera. El director de la escuela de Sénoudebou, Maky Thiam, explica cómo “los niños de las comunidades cercanas han vuelto a la escuela por no tener miedo al trayecto”.

    Sus testimonios son prueba de la importancia de una base de seguridad para poder avanzar en el desarrollo. 

     

    ✍🏽 Alicia García, responsable de Comunicación de la FIAP

     

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